domingo, febrero 22, 2009

Corazón a gas... un coqueteo con nada

NARIZ –Su obra es graciosa pero no se entiende nada.
CEJA –No hay nada que entender todo es fácil de hacer y de coger. Cogollo de ideas que engendrará el meollo. El meollo será un nomeolvides.
Tristan Tzara

Así se autodefine un estilo teatral dada. Vengo llegando del estreno de Corazón a gas, en su temporada en Teatro la Gruta, del Centro Cultural Helénico, en donde Eduardo Candás pone en escena el mito clásico, la mujer, el gay, el suicida, el espectador, el amor, la guerra y los caballos de carreras, en medio de un escenario oscuro en el que se integran una lupa, un paño rojo y la música y dirección de Andres Motta.

¿Qué ocurre en el sinsentido? Las trivialidades, las trascendencias, la vida en la que unos somos testigos y personajes de otros. Interesante para una lingüista este espectáculo en el que el sentido no viene dado por las palabras en sucesión sintagmática, sino por los símbolos que su aparente caos construye gradualmente.

Recuerdo que Unamuno decía de su Niebla que si no era novela, era nivola. Corazón a gas muestra sin duda una excelente representación de algo que ignoro si es una obra, pero ciertamente es buen teatro.