domingo, noviembre 27, 2005

Elegía a Kaki

Mi abuela Kaki siempre quiso a todos,
murió en agosto, de vieja y porque quiso.
Con ella se llevó el refrán perpetuo
y el sazón exacto.

¿Qué se queda de los muertos cuando mueren?
El nombre, el recuerdo de una voz, risa y andar,
las anécdotas lejanas hechas eco en el fondo de los deudos.

María del Refugio, mi abuela Kaki,
Cuca para los otros
la del padre Ramón el panadero,
la que no conoció a su madre Adela, que murió de parto.
la abuela que de niña huía de pueblo en pueblo en una mula,
asustada por la Revolución, las correrías y los incendios.

Kaki siempre cuidando de todos con cariño
de los hijos, los nietos, los bisnietos,
los gatos y pericos australianos;
un buen día se cansó de hacer galletas y rompope,
de sentir el clima con los huesos,
de la viudez, de que el tiempo pasara siempre en ella,
y quiso irse.
¡Lástima que se cansó de ser y estar entre nosotros!

No hay comentarios.: